miércoles, 26 de junio de 2013

Fallos de memoria en mujeres con cáncer de mama

El cáncer de mama es el más frecuente entre las mujeres occidentales. En nuestro país, según la AECC, se diagnostican unos 22.000 casos nuevos cada año, en mujeres sobre todo entre los 45 y los 65 años. Gracias a los avances en el diagnóstico precoz, la supervivencia a los cinco años ronda el 83% de las afectadas, siendo los tratamientos más frecuentes la cirugía, la quimioterapia, la radioterapia y la terapia hormonal.

Sin embargo, aunque sobrevivir es el objetivo principal, no debe olvidarse la calidad de vida que espera a estas pacientes. En este sentido, es común encontrar que las supervivientes a cáncer de mama tienen una mayor prevalencia de quejas cognitivas que las mujeres sanas. En un estudio publicado recientemente en el Journal of the National CancerInstitute, analizaron las quejas de un grupo de 189 mujeres  que habían sido tratadas de cáncer de mama. Encontraron que un 23.3% presentaba más quejas de memoria (aproximadamente 1 de cada 5) que un grupo control. Los investigadores publicaron que el mayor grado de quejas de memoria se asociaba significativamente con el tratamiento combinado de radioterapia y quimioterapia y con una mayor sintomatología depresiva. Además, las quejas parecían tener fundamento ya que  se observó que el grupo de mujeres que había tenido cáncer tuvo un peor rendimiento en pruebas de memoria verbal.

Fallos en la memoria prospectiva

Un equipo de investigadores canadienses ha publicado en The Breast que las supervivientes de cáncer de mama tienen también más problemas para recordar cosas que ‘hay que hacer’ en un momento futuro determinado, lo que se conoce como memoria prospectiva. Llamar al médico mañana a las 9 o recordar decirle a tu pareja cuando vuelva del trabajo que le ha llamado su amigo Miguel, son ejemplos de esta capacidad cognitiva tan presente en los olvidos cotidianos.
Según este estudio, las supervivientes de cáncer de mama presentan un patrón claro de déficit en este tipo de memoria, el cual se ve muy influido por los niveles de fatiga de las pacientes. Los autores concluyen que investigar más en este tema es primordial de cara a diseñar tratamientos que puedan mejorar el funcionamiento cognitivo de estas supervivientes.